La frase de hoy: _____________________________

domingo, 29 de marzo de 2009

La décima parte

Soñar no cuesta nada, anhelar tampoco; a veces tanto el sueño, como el anhelo, representan esa frágil cuerda que nos mantiene dentro de la cordura, dentro de la sensatez.

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Sueño con una realidad diferente, una que me guste tanto que me hiciera sonreír la mayor parte del tiempo.

Sueño con una realidad donde no existieran las palabras inclusión y exclusión.
Sueño con una realidad donde las diferencias solamente fueran eso, diferencias y nada más.
Sueño con una realidad donde la palabra equidad estuviese tan implícita en el ideario social que ni siquiera tenga que recurrirse a instancias para promoverla, pedirla, exigirla.
Sueño con una realidad donde el amor no sea cuestión monopolizada, sin condicionamientos, y solo fuese eso, amor.
Sueño con una realidad libre, de sentimientos puros, sin suciedad alguna, trabajadora, pensante, intelectual, vivificante.
Sueño con una realidad donde el único nervio existente fuese el previo a tu respuesta, después de haberte confesado lo mucho que estoy enamorado de ti desde que era tan solo un pequeñuelo; donde no existieran los nervios sin sentido previos a la misma situación, como el de que sepas que soy gay.
Sueño con una realidad donde declinas amablemente mi confesión de amor, si es que solo me quieres como tu amigo y nada más; o donde tomas la rosa roja que he traído para ti y mirandome tiernamente ciñes tus labios dulcemente contra los míos, si es que también sientes algo especial por mí, algo más que una amistad.
Sueño con una realidad donde seguimos charlando, vacilando y jugando como los viejos amigos que siempre hemos sido; o donde tu piel húmeda roza contra la mía, donde nos sentimos embriagados por el calor de nuestros cuerpos, donde me haces tuyo mientras me someto a tu fierza, a tu tierna fiereza, hasta alcanzar el orgasmo y caigas rendido a mis brazos, donde tus manos recorran toda mi anatomía y nuestros labios se fundan toda la noche, donde nunca nos cansemos de mirarnos a los ojos que leen: "eres mío, soy tuyo...".
Sueño con una realidad donde te diga que te quiero, y donde me digas "y yo a ti, mi mejor amigo..." y me des un fuerte y largo abrazo; o donde me digas te amo, y yo, acariciando tu rostro y después de un beso pequeño, te diga "y yo a ti, amor..."

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¿Pero cual es la verdadera realidad, la que vivo y no la que sueño? Una realidad tremendamente opuesta a la que sueño, tremendamente opuesta a la que sueño, en realidad ya es tremendamente opuesta a la que soñé...

Por algo es solo eso, un triste sueño frustrado, con el anhelo hecho añicos de ver por lo menos una décima parte de él hecha realidad...

¿El hecho de rabiar esa realidad presente, opuesta, me hace perdedor y poco ajustable a la realidad?

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Puedo aceptar que los tiempos cambien, que las personas cambien.

Puedo aceptar la existencia de gente buena haciendo cosas buenas, de gente mala haciendo cosas malvadas.

Puedo aceptar que esa realidad pútrida, y opuesta a la que realmente quiero, esta presente hoy, en tiempo y espacio real, y que es díficil de evadir, y que es necesario confrontarla con todo nuestro ingenio, sabiduría y

Pero NUNCA voy a aceptar el hecho de aceptar esa pútrida realidad, opuesta a la que sueño, opuesta a esa tierna y amorosa realidad que quise tanto ver hecha realidad por lo menos una décima parte... por lo menos una décima parte.