Parecer homófobo y ser homófobo

Este post es un poco largo, asi que hay que tomarse su tiempo para leerlo de principio a fin.

El físico Steven Weinberg, ganador del Premio Nobel de Física, aseveró cierto día que existen personas malas haciendo cosas malas, y personas buenas haciendo cosas buenas, exista o no la religión. Sin embargo agregó: "... Pero para que las personas buenas hagan cosas malvadas se necesita la religión."

En este blog, concretamente este post, no pretendo dar mis acostumbradas opiniones ateas o antirreligiosas ya que no es el objetivo de dicho blog (sí desean observar mi lado ateo en todo su esplendor y sin inhibiciones, chequen mi otro blog), aunque nunca niego mi postura de que la religión es la fuente y raíz principal de la homofobia y otros comportamientos prejuciosos. Más bien, es esta frase de Steven Weinberg en la que me voy a apoyar en este momento para explicar la diferencia entre tener actitudes homófobas y ser homófobo.

En una manifestación por parte de la comunidad gay en contra de la visita del infame psiquiatra católico y homofóbico hasta la médula Aquilino Polaino a la ciudad de Monterrey con motivo de su ofrecimiento de conferencias sobre "Los Retos de la Familia en el siglo XXI", hubo varios automovilistas que nos veían a los gays que estabamos parados frente al hospital donde se llevarían a cabo dichas conferencias aquilinas, algunos incluso se detenían a leer nuestras consignas de protesta. Monterrey es una ciudad altamente conservadora, muchos no tienen una opinión favorable sobre los homosexuales, ni siquiera muchos compañeros gays y lesbianas regiomontanos, y los que sí la tienen caen en dos pequeños grupos: aquellos que la explícitan poco o torpemente, y aquellos que la expresan clara y directamente. El segundo grupo es aún más reducido que el primero.

Sorpresivamente, muchos automovilistas (la mayoría al parecer de élite; dicho sea de otro modo: personas ricas, dado que el hospital estaba ubicado cerca de una residencial repleta de grandes mansiones) estaban a favor de nuestra causa; o nos sonreían simpáticamente, o nos hacían signos positivos con el dedo (no! no con el medio! con el pulgar hacia arriba y el resto de la mano empuñada), o nos pitaban con el claxon de un modo para apoyarnos. Entonces fue cuando la directora de la ONG pro diversidad sexual en la cuál hacia activismo por esas fechas me dijo: "Sabes, yo creo que ninguna personas es homofóbica, creo que casi no hay personas homofóbicas; creo que las personas son buenas". Me saqué de onda coon tal afirmación, pensaba para mí mismo: "¿No existen las personas homofóbicas? ¿Entonces como se les llama a esas personas que nos espetan insultos como maricas, jotos, putos, maricones, arroz con popote, tortilleras, etc? ¿como se les llama a esas personas que asesinan brutalmente a homosexuales? ¿como se les llama a esas personas que predican continuamente que la homosexualidad es antinatural, una aberración, una enfermedad, un pecado? creo que a mi jefa se le ha botado la canica con esas pequeñas muestras simpáticas de apoyo". Por mucho tiempo mastiqué la afirmación de mí ahora ex jefa !No podía ser que creyera eso! Meses después de haberme retirado de esa ONG llegué a la conclusión de que tenía la razón... bueno en realidad parcialmente porque los absolutos son casi imposibles.

Tal vez el tema sea un poco ácido, pero me voy a explicar: existen personas que no tienen actitudes homofóbicas y son muy pro gay, existen otras personas que no tienen actitudes homofóbicas pero implícitamente son homófobos hasta cierto nivel, existen personas con actitudes homofóbicas que en realidad no son malos, y existen personas con actitudes homofóbicas que son malas, homofóbicas. Dados los anteriores razonamientos uno no puede afirmar con toda certeza que una personas es homofóbica si muestra actitudes homofóbicas, porque solo diría eso: que tiene actitudes homófobas.

Debo admitir que no me fue sencillo distinguir entre las personas homófobas y aquellas que parecen pero en realidad no lo son, y creo que eso solo se sabe con la práctica, con escuchar, incluso hasta con sentir. Después de cierto tiempo uno aprende tal distinción: ambas personas, las que parecen homófobas y aquellas que en realidad lo son manfiestan actitudes homofóbicas, la diferencia entre una y otra son precisamente el lenguaje y la actitud homofóbica expresada. Las siguientes hipótesis son producto de algunos años observando el comportamiento de las personas, heteros bis y gays con respecto a la homosexualidad.

La persona que parece homofóbica pero que en realidad no es mala persona tiene lenguaje y actitudes homofóbicas "suaves", o sea su reacción inicial y tal vez sostenida ante la homosexualidad estaría dada por el desconcierto, incluso por algo de miedo y desconfianza; pocas veces explicíta algún insulto, en realidad rara vez. Generalmente con las personas que parecen homofóbicas pero que en realidad no lo son se puede llegar a buenos acuerdos dialogando, explicitando prejuicios para luego ser desmentidos; también generalmente las personas que parecen homófobas pero que no lo son en realidad terminan por resolver su homofobia satisfactoriamente, ya sea porque tienen algún amigo o pariente gay o porque simplemente un día decidieron que era burdo tener actitudes homófobas. Frases de una personas que parece homofóbica pero no lo es pueden ser "¿Estás seguro?...", "No es que no te acepte, es que...", "Dame tiempo...", "¿Te vistes de mujer?" (Este último ejemplo ilustra como la persona que parece homofóbica explícita sus prejuicios dando la oportunidad para que sean rebatidos)

La persona que en efecto es homofóbica es todo lo contrario a la que solo parece homófoba. Cada palabra que sucede a la reacción con respecto a la homosexualidad esta cargada de odio, más que de miedo y desconcierto. Este odio puede exhibirse desde el más sútil como "la homosexualidad no es más que una enfermedad curable, que hay que comprenderla pero no aceptarla" hasta el menos sútil como "eres un marica pestilente recomido de SIDA" (notesé que aquí los prejuicios no te dan la más mínima posibilidad de que sean discutidos abiertamente, son posiciones groseras y absolutistas). Generalmente es de difícil a extremadamente difícil dialogar con una persona homofóbica, debido a que la persona homofóbica es terca en sus posturas homófobas: no importa cuanta evidencia o cuanta desprejuicización le presentes, para ella siempre estarás mal. Además de estas perlitas en actitudes y comportamientos, la mayoría de las personas homofóbicas están podridas hasta la medúla no solo con prejuicios antigays, una persona homofóbica también es misógina hasta el copete, muchas veces también es racista a morir, es machista hasta la brutez, irracionales, fanfarrónes y antipáticos. Les obsesiona (más de lo que teóricamente debería ser en un ambiente heterosexista y heteronormativo) "cuidarse" de no tener actitudes homosexuales, parecer homosexuales y de las mismas personas homosexuales, sus consignas contra la homosexualidad forman parte de su vocabulario cotidiano.

A veces las personas que parecen homofóbicas pero que en realidad no lo son espetan expresiones groseras alusivas a la homosexualidad, sin embargo el flanco de estas expresiones no son propiamente los homosexuales o hace alusión directa a ellos. Cuando estas expresiones groseras son dichas por personas homofóbicas van con todo contra los homosexuales.

Obviamente, y por ética, ningún comportamiento se justifica, tanto el de las personas que parecen homofóbicas y aquellas que en realidad sí lo son. No obstante si queremos evaluar las palabras de una persona con respecto a la homosexualidad, si tenemos que decidir entre seguirla tratando o de plano "mandarla por un tubo", si tenemos que decidir entre reaccionar con diplomacia o con mucha irritación ante tales o cuales palabras, actitudes o comportamientos, entonces si debemos tener en cuenta todo lo anterior: diferenciar entre aquella persona que parece homofóbica pero que en realidad no lo es y aquella que en efecto sí es homofóbica.