La frase de hoy: _____________________________

domingo, 26 de abril de 2009

Un renglón en contra de los que están en contra del matrimonio gay

Podría analizar todos y cada uno de los argumentos en contra del matrimonio gay, son argumentos que son rídiculamente fácil de refutar, ya que o la mayoría son falsos e inventados, o son burdas generalizaciones, o son sentimentalismos mañosos o son verdades a medias (y recordemos, una verdad a media no es una verdad).

Podría hablar de la presencia de la homosexualidad en la naturaleza animal no humana y en la animal humana, podría hablar de que lo que realmente enferma la personalidad de una persona homosexual es el entorno homofóbico (que es promovido y fomentado por la religión) y no su orientación sexual e incluso podría presentar estudios a ese respecto, podría refutar la estupidez argumentativa que dice que los homosexuales somos intrínsecamente malos padres y los padres heterosexuales son intrínsecamente sanos simplemente presentando encabezados periodísticos de los cuales podría deducirse que por lo menos de 50 episodios de nota roja 47 los protagonizan parejas heterosexuales o heterosexuales (pero no por ello voy a considerar que esta maldad es intrínsecamente inherente de los heterosexuales, sino que es producto de otros factores a los que probablemente estuvieron expuestos como un mal entorno hogareño, inequidad genérica, machismo, etc), podría decir que cuando los cristianos hablan de "no lo hacemos por nosotros, a nosotros ni nos importa, sino por los niños" lo único que hacen es jugar sucio al usar vilmente a sus hijos como tapadera para su propia homofobia (y del que se podría decir mucho más).

Podría decir muchas cosas más, pero a este respecto existe un solo argumento que bien podría valer por todos; es muy sencillo y puro pero tiene una contundencia fatal que ni siquiera el más elaborado argumento cristiano anti gay podría contra él:

"Si no están de acuerdo con el matrimonio gay, pues no se casen con alguién de su mismo sexo".

Y punto; a fin de cuentas el matrimonio gay no obliga a nadie a casarse con alguién de su mismo sexo, ni elimina el matrimonio heterosexual ni quita algún otro derecho, y quién diga lo contrario miente. A este respecto hay que recordarle a nuestros santos promotores homófobos: "8vo. mandamiento: No levantarás falso testimonio ni mentirás". Los cristianos que por su rabia homófobica echan por la borda hasta sus propios mandatos.

2 comentarios:

  1. Ay mi amigo. Para que las cosas fueran como tu dices, habría que borrar de un plumazo - nunca mejor dicho - a la puta iglesias católica, que lleva echándonos mierda encima 2.000 años, menos mal que su poder va menguando en algunos sitios, por desgracia no en todos.

    Un abrazo.

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  2. Bueno, a veces en las cosas más infímas y capciosas esta la solución :-)

    También eliminar las religiones por supuesto, aunque creo que es más fácil hayar una cura contra el VIH/SIDA o el Ébola que hayar una cura contra el dogma religioso :-S Como dice Vallejo: "Lo que hay que abolir son las órdenes religiosas y no las leyes que las protejen".

    Abrazos

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