La frase de hoy: _____________________________

miércoles, 20 de mayo de 2009

Falsedad e inconsistencia

De muchos adjetivos, estos son los que más resaltan de un grupito cristiano - que pretenden burdamente hacerse pasar por "prestigiosos profesiones en salud" -, denominado "movimiento ex gay". (fíjense, el puro nombre es contradicción andante: "ex gay" ¿como es posible, si el que es gay siempre lo será?.)

No es de gran importancia hablar de los "ex gays" por dos razones: la primera porque dicha muestra de activismo cristiano antigay radical ha perdido en los últimos años mucha fuerza debido a que organizaciones prestigiosas en salud mental como la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Americana de Psicología, la Academia Americana de Pediatría, la OMS, y decenas de organismos en salud mental, médica e incluso hasta laborales de cada país han emitido no más de un comunicado en donde desmienten y condenan las acciones de los "ex gays" por considerarlas no solo acientíficas y contrarias a la evidencia actual, sino además porque dichas teorías "antihomosexualidad" ya fueron refutadas hace muchos años, en propias palabras de la APA "La realidad es que la homosexualidad no es una enfermedad. No requiere tratamiento y no se puede cambiar". La OMS va más alla, además de sostener lo anterior, afirma que todo intento por "cambiar" la orientación sexual homosexual producirá daños en la salud mental.

En segundo lugar porque es un movimiento que se "carcome solito", generalmente sin ayuda: muchos líderes del movimiento ex gay han desertado, argumentando que dicho movimiento no es más que una mentira; otros líderes que afirmaron "convertirse" de gays a heterosexuales han pasado por episodios catastróficos, cuando aparecen con su amante gay o incluso cuando se les graba ligando en bares gay. De hecho ya existe lo que se denomina el movimiento "ex-ex gay" (o "beyond ex-gay", en inglés), entiéndase como aquellos "ex gay" que abandonaron el movimiento ex gay para nuevamente ser ellos mismos y no fingirse más heterosexuales. Sin embargo, como aún con todo lo anterior los mensajes "ex gays" siguen siendo perniciosos para aquél que los escucha y no conoce realmente quién esta detrás de tales afirmaciones antigay, entonces es necesario darle un pequeño pero modesto espacio para hablar en breve sobre él.

P: ¿Que es el movimiento "ex gay"?
R: Un movimiento cristiano

P: ¿Cuál es su objetivo?
R: "Curar" la homosexualidad. Como lo dice Exodus, una organización ex gay "dedicada a proveer herramientas para comunicar efectivamente el mensaje de liberación de la homosexualidad a través del poder transformador de Jesucristo". (Siempre tiene que haber religión detrás de la persecución anti gay.)

P: ¿Como?
R: Todas las herramientas para "convertir" homosexuales son dos: 1. Terapias psicológicas... de los 40´s y ya reprobadas hoy en día por la psicología moderna, tan ineficaces como atroces e innecesarias; 2. Oraciones y consejos religiosos. (¿Religión en la ciencia? me suena a falacia, una muy grande, por cierto)

P: ¿Quién fomenta estos grupos, y quién acude?
R: Lo fomentan políticos de derecha, empresarios de derecha y líderes religiosos extremistas. Generalmente solo acuden a "curarse" gays muy religiosos.

Cada uno de estos grupitos cuentan con personas que se dicen "profesionales en salud mental", por ejemplo el Sr. Spitzer, un psiquiatra partidario en 1973 de eliminar la homosexualidad del manual de enfermedades mentales (lo que hoy se conoce como DSM), pero que según dicen los cristianos "hoy cambió de opinión y dice que siempre si tiene 'cura' ". Spitzer realizó un estudio en el año 2001 con 200 gays que deseaban "cambiar" su orientación sexual, les dió "terapia" y para evaluar que realmente había "funcionado" tomo en cuenta estos criterios: llevar por lo menos cinco años de vida heterosexual, tener relaciones sexuales con una persona del sexo opuesto por lo menos varias veces al mes, que dichas relaciones fueran satisfactorias y no estuviesen acompañadas de deseos y fantasías homosexuales (con el objetivo de evitar la crítica de "solo evaluaste la conducta pero no los deseos, tu estudio realmente se desecha"). Spitzer concluyó que algunos homosexuales sí pueden "cambiar" su orientación sexual, aunque en su estudio tan solo 11% de los hombres y 37% de las mujeres pudieron aparentemente "eliminar" todo deseo homosexual ¿Por qué digo aparentemente y no solo el pudieron? Veamos el porque.

Desafortunadamente para el señor Spitzer y desgraciadamente para los cristianos enojados, en dicho estudio existen varias irregularidades que ponen seriamente en tela de duda no solo los resultados, sino todo el estudio completo: "Los críticos del estudio han señalado algunas limitaciones. La investigación se basó enteramente en lo que reportaron los participantes, sin verificación externa. Todos ellos fueron voluntarios: no fueron escogidas al azar personas que hubieran pasado por una 'terapia de conversión'. Las entrevistas se llevaron a cabo por teléfono y duraron sólo 45 minutos. Además, los participantes tenían razones poderosas, sobre todo de orden religioso, para dar fe de su 'cambio': 93% dijeron que sus creencias religiosas eran "extremadamente" importantes; 79% dijeron que la homosexualidad estaba en conflicto con su religión, y 78% se habían expresado públicamente a favor de la terapia de 'conversión'. O sea, una gran mayoría de ellos tenían motivos muy fuertes para demostrar, que la terapia de 'conversión' había sido exitosa y que ya llevaban una vida heterosexual feliz. Las condiciones de la investigación no permitieron dilucidar hasta qué punto los participantes estaban diciendo la verdad, o mintiendo, exagerando o distorsionando su descripción de sí mismos."

Pero eso no es todo ¿será realmente cierto el testimonio "ex gay"?

La premisa fundamental de toda terapia de conversión es falsa. Como se ha dicho anteriormente, hace más de 30 años los especialistas en el tema llegaron a la conclusión de que la homosexualidad no es una patología, ni física ni mental (el APA). Y hace 19 años la OMS tomó el mismo posicionamiento; el mismo además ha advertido sobre los daños a la salud física y mental que pueden provocar dichas 'terapias'. De por sí algunos homosexuales están llenos de odio contra sí mismos, como revela el hecho de que hayan decidido "curarse"...

Otro error de dichos alegatos "ex gays" es considerar que la homosexualidad es primordialmente una conducta, y que por lo tanto puede controlarse. Esta falacia se entiende cuando se suscribe la idea del pecado; en efecto, para la iglesia católica, por ejemplo, la homosexualidad es un pecado sólo cuando se lleva a los actos (y hasta eso, odiar al pecado y amar al pecador es una antitesis, otra falacia). Los sentimientos son lo de menos. Como el movimiento "ex gay" es fundamentalmente religioso, lo que le importa son los actos; el catolicismo cree que si dice varias veces que la homosexualidad es una conducta realmente se "convertirá" en una conducta !el verde nunca será amarillo solo porque quieran! . En cambio, para la psicología moderna la homosexualidad no es algo que uno hace, sino algo que uno es. Recordemos, al hablar de homosexualidad hablamos de atracción erótica, atracción afectiva, no de actos.

El movimiento "ex gay" no es más que homofobia militante ¿con que objetivo? el de socabar derechos civiles para los homosexuales. Los políticos y empresarios de derecha creen que si los homosexuales pudiesemos "cambiar" no seríamos objeto de discriminación, y por lo tanto no será necesario legislar derechos a nuestro favor, o sea "si podemos 'cambiar' nos ahorraríamos el alegato de discriminación y ellos la 'presión' de hacer legislación pro gay". Nada más cínico, hacer eso no solo justifica al homófobo y sus actitudes homofóbicas, también es antidemocrático y tiránico; suponiendo que la homosexualidad pueda 'cambiarse' ¿se eliminarían los derechos gays solo por eso? siendo asi, el mismo argumento puede ser usado para atacar aquellas cosas que en realidad pueden ser cambiadas, como la libertad de expresión "si te callas no eres objeto de discriminación", la libertad de pensamiento "si no piensas esto no te discriminamos" o incluso el derecho de creer (o no creer) en lo que deseamos "si dejas tus creencias judías no eres objeto de discriminación". Pero para más incomodidad del derechista homófobo, la homosexualidad no puede ser cambiada ni es enfermedad.

Reprimir la orientación sexual propia también tiene un precio, que no solo termina pagando el que decide reprimirla, sino todos aquellos que le rodean. Carencias, frustración, infelicidad, neurosis, autodestrucción total... son solo algunos de los precios a pagar.

Casi para terminar, Castañeda dice: "Pero quizá el argumento más poderoso en contra de la 'conversión' a la heterosexualidad sea lo que esas mismas personas dicen (los ex gays arrepentidos), no después de cinco años como en el estudio de Spitzer, sino después de veinte, treinta, cuarenta años o cincuenta años de vida heterosexual, aun cuando ésta haya sido 'feliz'. Todas las personas que han renunciado a su homosexualidad y que yo he conocido me han dicho, sin excepción, que si fueran jóvenes hoy, con la libertad que existe, no lo volverían a hacer".

Hay todavía más alegatos en contra de los "ex gays", pero creo que con estos serán más que suficientes. El resto son falacias e inconsistencias, que trataré en mi otro blog en algún momento.


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